Yo no soy poetisa, soy poeta

Hola, Académico:

No me regañes, ya sé que llevo mucho sin preguntarte más allá de un #gramatuit. ¡Perdóname!

Hace ya unas semanas en mi afán por detectar casos raros, me aventuré y corregí a mi cuñada María:

-Mery, es poetisa no poeta 🙂 (siempre una intenta suavizar la forma de decirlo, pues aunque se haga con la mejor de las intenciones, puede ser un tema espinoso ese de la crítica constructiva).

María, muy segura y con una sonrisa (así me la imagino yo y con razón) me dijo:

-No, Carmencita, están admitidas las dos.

¡Menuda sorpresa! Así que me puse a leer y el resultado me sorprendió aún más.

Las poetisas de hoy quieren ser poetas. Tal cual.

Y hay corrientes en torno a esta idea.

¿Las conoces?

A mí me tiene alucinada esta de las antipoetisas. ¿Acabaremos diciendo poeto y poeta?

Dicen que eso ha pasado con la palabra modista y modisto.

Estoy muy intrigada y públicamente pido disculpas a mi cuñada 🙂

Gracias Mery por alumbrarme y Académico, espero tu respuesta.

 

 

 

 

Respuesta madrileña

Pregunta

Hola, Carmencita:

Me parece muy bien que hablemos de Madrid. Para mí es una de las mejores ciudades del mundo para vivir por la gente, el clima, las actividades, la marcha nocturna…Y me parece una idea genial homenajearla a través de sus palabras, algo que siempre dice mucho de una región. Voy una por una.

Cheli

Yo siempre he usado cheli para referirme al tipo de habla castiza y chula. Esta es la acepción que recoge el Diccionario de la RAE, pero el María Moliner también incluye la que se podría aplicar en tu caso, la que se refiere al joven que usa esta jerga.

Vermut-2009Vermú

Aunque el vermú se toma mucho en Madrid —yo conozco un sitio por la glorieta de Bilbao tipiquísimo— y pese a que su nombre procede del alemán (de Wermut, que significa ‘ajenjo’, uno de sus componentes), parece que es italiano en su origen moderno. No hay más que ver que las dos marcas más famosas son Martini y Cinzano, ambas italianas. De hecho, las dos marcas más conocidas de España no son de Madrid, sino de Cataluña: Miró e Yzaguirre. Según veo en la Wikipedia, el vermú que dice ser «de Madrid» es el Zarro. Yo no lo había visto nunca.

Recuerda, por cierto, que el plural es vermús y que también se acepta la forma vermut, cuyo plural es vermuts.

Debuti

Reconozco que yo uso mucho debuti. En el Diccionario solo vienen de buten y de bute. El diccionario Clave recoge también dabuten y dabuti. Yo siempre he dicho debuti. En Wikilengua se desmiente que la expresión pueda venir, como se dice por ahí, del vino Da Butti, que le gustaba mucho a Amadeo de Saboya. Por cierto, ¿sabías que Galdós o Valle-Inclán ya usaron da buten?

Castizo

De pequeño yo siempre había asociado castizo con Castilla y no con casta. Ah, y hablabas de Chamberí, pero la calle que ponen como ejemplo de castiza en la canción de Madrid es Alcalá, aunque un piropo retrechero lo sea más.

Keli

Un día dando clase un alumno me dijo de malas maneras que se había dejado los deberes en keli. En vez de ponerle mala nota, le dije que lo podía compensar si al día siguiente nos decía de dónde venía el uso de keli por casa. Creo que encontró que venía de la germanía, jerga de ladrones, rufianes y otra gente de mal vivir. Por cierto, tú lo has escrito con k; yo generalmente lo he visto con q: queli. Así viene, de hecho, en el Diccionario Clave y en el María Moliner.

Mazo

Sí. Yo tengo 31 y digo ¡Mola mazo! Aunque no se estudia en la Gramática de la RAE, la palabra mazo es muy interesante desde el punto de vista gramatical. Por ejemplo, se puede combinar con adjetivos con preposición de y sin ella: Es mazo (de) tonto. Con nombres es más común poner de: Había mazo de gente. Se parece así por un lado a palabras como bastante, pero por otro a palabras como mogollón. Se puede encontrar información sobre mazo y mogollón en este artículo.

2336306858_792e895aa8_zTeki (o tequi)

No sé si es de Madrid, pero sí he oído el uso de tequi para taxi. Nunca lo he usado.

Zarajos, gallinejas y entresijos

Gallinejas y entresijos no he tomado desde hace mucho. Zarajos, sí, pero en Cuenca, donde es también típico. Típico de Madrid tomo más cocido. Y a veces callos, aunque prefiero la oreja frita.oreja

Garito

Tampoco sé si es una palabra madrileña, pero desde luego yo la uso mucho. Es la palabra perfecta para referirse a ese bar de copas donde ponen música alta, pero que no llega a discoteca.

Chulo

La etimología que pones sobre la línea 8 de metro es el origen de la expresión más chulo que un 8, pero parece que la palabra chulo en sí, también usada en la germanía, procede del italiano ciullo ‘niño’, acortamiento de fanciullo. La palabra puede que te suene por el dueto de «O soave fanciulla» de La Bohème de Puccini.

En el diccionario de madrileñismos que dices veo también otras palabras que yo uso mucho como piba (o pibón), chupa, a pachas, tronco, gallumbos (gayumbos en el Diccionario) mini referido al vaso grande para bebersobar, qué movida (o, incluso, qué múvet) y canteo. Hay, en cambio, otras de la lista que no uso porque me parecen algo desfasadas: irse al sobre, bebercio o fetén. Tampoco uso bule para el autobús, pero sí he oído y usado alguna vez butu, y butero para el conductor. A saber de dónde lo habré sacado.

Luego hay otras expresiones que no sé si serán exclusivas de Madrid, pero también se oyen mucho como en plan, rollo en casos como Había rollo mil personas, flipar o cremita para referirse a algo muy apetecible. ¿También es madrileño llamar mapas a los surcos de sudor en los sobaquillos, a lo Camacho? No sé.

En fin, según veo, Carmencita, aunque yo no me considero demasiado adaptado a las tradiciones madrileñas —no había oído, por ejemplo, los nombres de las partes del traje de chulapo—, sí puedo decir que soy madrileño en la lengua y el habla, de los leístas de persona masculina a mucha honra y en plural, pero no laísta ni ejqueísta, que eso ya dijimos que era más del sur.

Para terminar cuento la etimología de chotis. 1280px-Madrid_-_Fiestas_de_San_Isidro_-_chulapos_-_20070515-06Resulta que chotis viene del alemán schottisch ‘escocés’ (al parecer porque cuando nació en Viena se dijo que venía de Escocia). No te debe extrañar que el baile popular de Madrid venga de fuera. También el mantón de Manila es una importación. Eso sí, la verbena, planta cuya flor parece que se solía llevar en la solapa a las fiestas populares y que, según esta teoría, dio por eso nombre a las verbenas como fiestas, sí es producto español.

Un abrazo mazo fuerte para todos,

El Académico

Más castiza que Madrid

Hola, Académico:

Hoy quiero rendir tributo a Madrid y a todos los que nos sentimos de aquí, hayamos nacido o no en esta ciudad.

Y ¿qué mejor manera de hacerlo que a través de las palabras que más pueden caracterizarla?

Porque Madrid se puede recorrer a través de los vocablos, ¿me acompañas?

Cheli: mi padre siempre me dice «hija, no seas cheli» y hasta el otro día no me enteré de su significado cuando me tomaba mi quinto vermú en un bar de Santa Engracia llamado Alma Cheli ¿tú lo sabes?

Vermú: esta bebida, ¿es originaria de Madrid?

Debuti: me recuerda a mis hermanos y lo asocio a una juventud que ya fue. Con las zapatillas All Star burdeos de mi hermano mayor y la rebeldía de mi hermano mediano. Y es que para ellos todo era debuti.

Castizo: esta palabra me lleva inevitablemente a Chamberí y es que no creo que haya nada más castizo en Madrid que este barrio 🙂

Keli: esa edad en la que para ser molón tenías que decir keli y no casa.

Mazo: sobre esta palabra podíamos hablar una entrada entera. Está claro que si tienes 15 años (y algunos siguen con 30) y eres de Madrid Madrid dices mola mazo.

Teki (o tequi): un taxi de toda la vida. No vamos a entrar en tasi o taxis… que da para un año de discurso.

Zarajos, gallinejas y entresijos: Académico si celebras las fiestas patronales de Madrid, si no comes esto, no eres de aquí. Menudo palabros.

Garito: ese de verse en los bares, no es de Madrid. En Madrid nos vemos en los garitos 🙂

Chulo: la etimología de esta palabra es muy curiosa. Viene de los chulapos quienes tenían costumbre de, en el 15 de mayo, (festividad de San Isidro Labrador, patrón de la localidad de Madrid) acercarse a la ermita del Santo a rezarle y realizar un festejo con bailes y comidas tradicionales en la pradera de San Isidro. El medio de transporte que empleaban era la Línea 8 del tranvía de la época, que hacía el recorrido entre la Puerta del Sol y el barrio del río Manzanares. Puedes leer la historia completa aquí.

Hay muchas más palabras como las que aparecen en este diccionario madrileño de feverup y he descubierto que hasta hay un Diccionario de madrileñismos: voces patrimoniales y populares de la Comunidad de Madrid de Manuel Alvar.

Pero Académico tú seguro que sabes muchas más y nos puedes contar anécdotas y curiosidades.

Te esperamos tronco 😉

Carmencita

 

Respuesta a Las cosas por su nombre

Pregunta

Hola, Carmencita:

El tema de los eufemismos es una cuestión peliaguda. Por suerte, yo tengo una opinión bastante clara al respecto: no hay que abusar de ellos. Siempre he pensado que en muchos casos los eufemismos no son más que un claro reflejo del respeto mal entendido que impera en nuestra sociedad, o, quizá, del intento de algunos de encubrir su desprecio o, al menos, su resquemor ante lo distinto.

Me explico. Los eufemismos, como su propio nombre indica (en griego eu es ‘bueno, bien’, como en eutanasia ‘buena muerte’, y femi es ‘hablar’), son una manera de hablar bien. Pero, si bien es cierto que en determinados casos como hablar de la muerte delante de un niño se puede recurrir a eufemismos y usar, por ejemplo, descansar en vez de morir, en otros el eufemismo es innecesario y no hace sino crear un innecesario trato especial hacia determinadas entidades a las que da la sensación que no se las puede llamar por su propio nombre. Hablo de muchos de los casos que tú mencionas como persona de color o tercera edad. No tiene sentido que palabras como negro o viejo se entiendan como ofensivas. Lo que se consigue al usar un eufemismo es dar la sensación de que ser negro o viejo es algo malo, algo a lo que no se puede llamar con su nombre, asemejando así a los viejos y a los negros a los seres cuyo nombre se consideraba una blasfemia (literalmente algo así como ‘habla ofensiva’) pronunciar.

No es lo mismo que ocurre en casos como maricón, por ejemplo. ¿Cuál es la diferencia? Entre otras cosas su origen. Mientras que maricón se creó ya como un insulto (como diminutivo despectivo de María, aplicado a hombres), negro es un término meramente descriptivo (quizá no del todo acertado, como tampoco puede serlo blanco) y viejo es un diminutivo cariñoso del latín vetus ‘viejo’.

Así, por mucho que haya hablantes que utilicen estos términos de manera insultante, estamos el resto de hablantes para contrarrestar este uso empleando estos términos de manera normal. Si cedemos, lo que haremos es dar la razón a los que insultan, asumiendo que el nombre normal de estas personas denota alguna tara que tienen, lo que convierte al término en un insulto. Es como si a alguien le da por insultarnos a los españoles llamándonos españoles. Posiblemente tengamos algunos defectos por los que se nos pueda insultar por el mero hecho de ser españoles, pero la palabra solo se convertirá en un insulto si la aceptamos como tal o nos ofendemos al oírla y, sobre todo, si asumiendo esto, buscamos un eufemismo que la sustituya.

Pero incluso en el caso de que asumiéramos que las palabras se pueden cargar naturalmente de rasgos semánticos negativos y que hay palabras que de verdad se han convertido en insultos, para las que, por tanto, es preciso usar un eufemismo —no hay que olvidar que los hispanohablantes hemos sido capaces de hacer hasta que la forma de tratamiento vos se convirtiera en insultante y agresiva—, creo que se podría buscar alguno mejor que hombre de color o tercera edad. O mejor que discapacitados auditivos, donde se indica innecesariamente que la sordera es una discapacidad, siendo, pues, más bien un disfemismo que un eufemismo. Con lo bonita que es la palabra sordo, del latín surdus, en su origen usada para referirse a los sonidos confusos y luego a los que lo escuchan todo así (con posible relación con absurdo, sí, pero también con susurro). Estoy seguro de que se pueden encontrar eufemismos mejores.

Como siempre, creo que inventos forzados de este tipo en la lengua, igual que en el caso el desdoblamiento de queridos y queridas amigos y amigas, lo que consiguen es hacer más incómoda la lengua, con fórmulas innecesarias y, en casos como este, encima cargar los nombres de determinadas personas y asuntos con discapacidades y aspectos negativos en los que muchos ni habíamos reparado o que en la mayoría de los casos ni nos parecen negativos. Que hay personas distintas y que cada uno tiene sus defectos está claro, pero no lo está que por ello unos sean peores que otros, como al final la necesidad de que para algunos haya que usar eufemismos parece sugerir. No se puede querer usar un eufemismo para viejo de la misma manera que se usa caca para no usar mierda (palabra que ya desde su origen protoindoeuropeo estaba relacionada con su hedor) porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.

En definitiva, no quiero decir, como espero que se vea, que haya que acabar con los eufemismos, pues hay muchos muy buenos, como córcholis, diantre, carape, caramba, concho, gilipichis, pasar a mejor vida, pito o pipí, pero sí que hay que usar eufemismos solo con aquello que lo requiera, y a todo lo demás llamarlo por su nombre sin miedo, Carmencita; que, si seguimos así, al final va a haber que buscar un eufemismo para la propia palabra eufemismo o incluso para referirse a los no eufemistas por lo malvados que a veces nos hacen parecer.

Y es que encima, después de todo, lo importante no es tanto cómo llamar a las cosas, sino cómo tratarlas. El respeto bien entendido no repara en términos, sino en acciones («Obras son amores y no buenas razones») y el continuo afán de remarcar las distinciones no ayuda en absoluto a meternos de una vez en la cabeza que el ser distintos no quiere decir que unos seamos peores que otros.

Para terminar, te dejo, Carmencita, una parte de mi segunda novela, en la que se ve que a veces ni un eufemismo basta para poder hablar de determinadas cosas:

—Ja, ja —saltó Mamut— pero ¿por qué decís pene?
—Je, je. Somos muy educados. Es como cuando a mí me salió un bulto ahí y se lo tenía que contar a mi madre y no sabía qué palabra utilizar, porque unas sonaban muy fuertes y otras, como pene, sonaban demasiado forzadas.
—Ja, ja. ¿Y cuál usaste al final?
—Creo que picha.
—Ja, ja, ja.

Como siempre, si tú o alguien, Carmencita, tenéis dudas, críticas o preguntas, comentad sin reparo, que en temas como este seguro que hay cuestiones que no habrán quedado claras ni habrán sido del gusto de todos. Y eso que no me he metido con los eufemismos que lo que hacen es ocultar algún aspecto de la realidad, como limpieza étnica por genocidio y otros que nos ponían en comentario, los cuales más que eufemismos son criptofemismos.

Un abrazo a todos,

El Académico

Las cosas por su nombre

Hola, Académico:

Tercera edad, invidente, tercer mundo, persona de color, rellenito…

¿Has pensado alguna vez por qué o cómo surgen estas palabras que sustituyen a otras que consideramos socialmente de mal gusto u ofensivas?

Son los eufemismos.

¿Hay expresiones eufemistas o son solo palabras?

Mi opinión es que estamos llegando a un punto extremista: o todo vale o todo tiene que ser extremadamente correcto e inofensivo.

¿Por qué se intenta maquillar todo? ¿Por qué a los abuelos se les dice tercera edad? Cuando ser abuelo tendría que ser lo mejor: experiencia. sabiduría, historias que contar…

¿No seremos nosotros los que estamos creando un mundo lleno de eufemismos donde ya no sabemos cómo llamar a cada cosa?

Necesito que me cuentes tu opinión Académico, porque yo ya no sé ni cómo llamar muchas veces a las cosas… si por su nombre o con un eufemismo 😦

Carmencita

 

 

Palíndromos somordnílaP

Pregunta

Hola, Carmencita:

Yo de pequeño también tuve mi época de palíndromos. Siempre me impactó el clásico Dábale arroz a la zorrra el abad. Pero creo que cuando más me interesé por ellos fue precisamente cuando descubrí que la palabra reconocer era un palíndromo. Ahora los tengo un poco abandonados, pero puedo decir alguna cosa sobre ellos.

¿Qué son exactamente los palíndromos?

Son palabras o frases que se leen igual al derecho que al revés.

¿Por qué se llaman palíndromos?

La palabra palíndromo viene del griego pálin- ‘otra vez’ y dromos ‘carrera’. Así pues, un palíndromo sería el que se puede recorrer otra vez, como es el caso: una vez llegas al final puedes volver para atrás.

Con pálin– se forman otras palabras como la preciosa palimpsesto, que es como se llama a los manuscritos que tienen huellas de textos antiguos borrados, es decir a aquellos que han sido utilizados otra vez.

Con –dromo se forman nombres de recintos de carreras como hipódromo, canódromo o velódromo.

¿Qué diferencia hay con capicúa?

El significado de palíndromo no se diferencia del de capicúa (del catalán cap-i-cua ‘cabeza y cola’), así que no te sientas mal por haber usado este término. Lo que pasa es que capicúa se suele reservar para los números: 2002.

¿Hay muchos palíndromos?

No se sabe. De repente puede aparecer alguien que saque uno gigante. Hay, por ejemplo, uno de Ricardo Ochoa bastante largo en la Wikipedia:

«Adivina ya te opina, ya ni miles origina, ya ni cetro me domina, ya ni monarcas, a repaso ni mulato carreta, acaso nicotina, ya ni cita vecino, anima cocina, pedazo gallina, cedazo terso nos retoza de canilla goza, de pánico camina, ónice vaticina, ya ni tocino saca, a terracota luminosa pera, sacra nómina y ánimo de mortecina, ya ni giros elimina, ya ni poeta, ya ni vida».

Hay hasta un poema en gallego donde todos sus versos son palíndromos.

Yo mismo recuerdo que, estando de campamento en Vinuesa, saqué uno: Airosa yo voy a Soria. Pero luego vi que ya se le había ocurrido a alguien. Menos mal que ese mismo verano, inspirado por Asaka, el nombre del médico que tiene su consulta en el portal de nuestra casa, saqué otro que creo que a nadie más se le ha ocurrido: Yo, Asaka, sé reconocer esa casa hoy. Fallan algunas cosas, pero más o menos podría colar.

El otro día, Cris García-Tornel, en su interesantísima cuenta de Twitter, publicó algunas palabras que son palíndromos: sometemos, rayar, erigiré, erre, nadan, arañará, aviva, aérea, reconocer, radar, anilina, somos, rotor, salas. También salieron algunas frases como Adán no cede con Eva y Yavé no cede con nada o A ti no, bonita. Los mejores son los que, como este último, suenan naturales.

Desde luego que, si uno se pone, es bastante divertido (aunque algo frustrante) buscar alguno. Te invito a ti, Carmencita, y os invito a todos, a que lo intentéis, a ver qué os sale. No importa que sea uno cortito como la ruta natural. Por si os queréis inspirar, en la Wikipedia tenéis un montón, y en varias lenguas. Entre todos ellos podéis encontrar el famoso cuadrado Sator del latín, con el que termino:

Sator_Square_at_OppèdeSator Arepo tenet opera rotas
‘El sembrador Arepo guía con destreza las ruedas’

Un abrazo,

El Académico

 

 

Semana 3 de #gramatuits de 2016

Capicúas o palíndromos

Hola, Académico:

A raíz de una foto que me ha mandado mi compañera Paula (gracias Paula porque siempre estás pensando en qué enviarme) ha salido a la palestra un tema totalmente nuevo para mí.

Ingenua de mí, e ignorante también, los he llamado capicúas, cuando resulta que ya tenían nombre y ¡menudo nombre!

Al enseñar en la oficina esta imagen, otra compañera, Lara, me ha dicho: «eso es un palíndromo».

IMG-20160121-WA0008

Yo me he quedado alucinada y fascinada.

Y ahora, indagando, he visto que hay gente que los colecciona y ¡hay hasta concursos!

Académico, ¿qué sabes de esto?

Gracias como siempre,

 

Carmencita

Primeros #gramatuits de 2016

Últimos #gramatuits de 2015

 

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